Hay tradiciones que se llevan realizando desde hace cientos de años; labores de artesanía que han sabido aprovechar las bondades que nos brinda la naturaleza.
Desde Ebanistería Alarce te contamos qué tienen de especiales las sillas de enea y todos sus secretos.
Desde la antigüedad, las fibras vegetales se han utilizado para la confección de sillas y muebles.
En Egipto, por ejemplo, se utilizaban hojas de palma o juntos de río para elaborar asientos y camas.
Inclusive, existen muebles de fibra y sillas que se hallaron en la tumba de Tutankamón.
Estas fibras naturales eran también empleadas en la antigua Roma y Grecia en la fabricación de todo tipo de muebles.
Hasta el siglo XVII se utilizaron los juncos de río como material principal para estas elaboraciones, hasta que empezaron a incorporarse otros tejidos y materias primas.
En ese entonces no existía el plástico, pero sí materiales nobles y duraderos que las personas de zonas rurales les permitía diseñar sus propias y confortables sillas en la reparación de muebles en Madrid.
Estas sillas conformaban el ajuar de los recién casados, en el que era tradición tallar las iniciales de cada familia en la silla.
El uso de la rejilla en las sillas y otros muebles significó una gran innovación para la época.
Los primeros trabajos eran rústicos y toscos, hasta que los artesanos aprendieron a elaborar las rejillas de manera uniforme y con acabados más refinados.
De esta manera, surgen nuevos estilos que utilizan la rejilla en toda Europa.
Su simplicidad permitía llegar a nuevos usuarios, y adoptar nuevos diseños que rompieron las estrictas formas realizadas hasta entonces empleando solo madera.
A partir del siglo XVIII, con el Barroco y el Rococó, se pone de moda el uso de la rejilla en muebles de lujo.
Fue el diseño preferido para los asientos de estilo imperial y durante el período victoriano, alcanzando gran popularidad.
Las sillas con rejilla fueron considerados objetos de lujo hasta que Thonet lo populariza llegando a las clases más humildes.
Las sillas de rejilla se convirtieron en objetos accesibles para todos. En sus inicios, el tejido era sencillo y abierto. Con el tiempo, lograron desarrollar patrones más complejos.
La enea es una planta herbácea que pertenece a la familia de las tifáceas. Crece en zonas húmedas como lagunas y pantanos, y puede alcanzar un tamaño de hasta dos metros y medio.
Las hojas de la enea son alargadas, flexibles, estrechas y tenaces, en cuyo tallo emergen flores en espiga de tonalidades amarronadas.
Tradicionalmente, las hojas de la enea se han utilizado para elaborar tejidos para sillas, cestas y otros objetos.
Hoy día, y gracias a sus interesantes cualidades, la enea se sigue empleando para fabricar asientos y respaldos de sillas.
¿Sabes cómo se prepara la enea para luego confeccionar las sillas?
Como primer paso, se recogen las hojas aún verdes y se extienden esperando que se sequen en su totalidad.
De esta manera, se evita que el material se pudra. En el momento de manipularlas para darles uso, se vuelven a humedecer para aprovechar la flexibilidad que se había perdido al secarlas.
Para el armado de la cuerda, se empalman los tallos y se alarga poco a poco para conservar el grosor y la densidad de todos los tramos.
Gracias a estos distintos pasos y procedimientos, el uso de la enea hace que las sillas resulten más resistentes y duraderas.
En Ebanistería Alarce realizamos con cariño sillas de enea, utilizando el conocimiento heredado de nuestros antiguos artesanos.
Nos dedicamos a la fabricación de sillas de enea y también a la restauración de las mismas.
Estamos para asesorarte.
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